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La estabilidad del hombro viene determinada por su capacidad para mantener la cabeza humeral centrada en el interior de la cavidad glenoidea Para ello vamos a contar con factores dinámicos como es la musculatura y factores estáticos como son los relieves óseos, labrum, cápsula y ligamentos
Generalidades
La estabilidad del hombro viene determinada por su capacidad para mantener la cabeza humeral centrada en el interior de la cavidad glenoidea Para ello vamos a contar con factores dinámicos como es la musculatura y factores estáticos como son los relieves óseos, labrum, cápsula y ligamentos
Es importante diferenciar entre uno o varios episodios de luxación que pueden provocar una posterior inestabilidad de una inestabilidad pura de hombro. Es decir, luxación no es sinónimo de inestabilidad.
En el caso de las luxaciones se pueden clasificar según la dirección (anterior, posterior, superior e inferior) o la etiología (traumáticas o atraumáticas).La prueba de imagen inicial en una luxación de hombro agudas es la radiografía tanto para confirmar la luxación y dirección de la misma como para descartar otras lesiones asociadas como puede ser una fractura. Posteriormente a ello se procederá a realizar la maniobra de reducción oportuna que en algunas ocasiones puede requerir el uso de sedación anestésica
Tras un periodo de inmovilización de 2-3 semanas aproximadamente se puede realizar un estudio de ampliación mediante la utilización de ecografía para valorar el manguito, de TC para valorar lesiones óseas (Hill-Sachs, Bankart oseo…) o RM para valorar lesiones capsulolabrales y del maguito y decidir la conducta terapéutica a seguir.
Es importante discernir que una inestabilidad debe ser sintomática para que sea patológica, por lo que no hay que confundir pacientes con hiperlaxitud en la exploración con hombros inestables
El tratamiento va a depender de diversos factores como son la edad, lesiones asociadas, episodios previos, sintomatología, etc. Pero existen una serie de generalidades comúnmente aceptadas por la comunidad traumatológica a la hora de tratar un luxación: En pacientes <40 años, ante primer episodio, tratamiento conservador, estudio de ampliación e individualización. En >40 años, si no presenta rotura de manguito se optará por tratamiento conservador. En caso de rotura del mismo se planteará tratamiento quirúrgico. Ante un paciente con luxación recidivante (2 episodios o más) indicaremos tratamiento quirúrgico, dirigido a tratar las lesiones observadas en el estudio previo de imagen así como las observadas durante la intervención.
Como en el caso de reparación de manguito rotador, optamos por una reparación quirúrgica artroscópica salvo casos graves (grandes defectos óseos, lesiones de glena…) que optaremos por cirugía abierta La forma habitual consistirá en colocar al paciente en decúbito lateral con sistema de tracción asociado a anestesia regional y general. Mediante la utilización de portales artroscópicos accederemos a la articulación glenohumeral para reparar las lesiones previamente estudiadas. Realizaremos habitualmente la reparación de las lesiones del labrum asociando una plicatura capsular que dependerá de la localización y afectación de la lesión. Existen una serie de técnicas quirúrgicas que pueden asociarse según el grado de lesión como son el Reemplissage (efecto tenodesis utilizando el tendón infraespinoso en defectos óseos de la región posterior de la cabeza humeral, lesión de Hill-Sachs, en luxaciones anteriores) e incluso el relleno de este defecto óseo con injerto. En caso de luxaciones posteriores se realizará una técnica similar en la parte anterior del humero utilizando el tendón subescapular (McLaughlin). En caso de fracaso de estas cirugía existen técnicas de rescate menos habituales como son las técnicas de «tope óseo» tipo Latarjet, ligamentoplastias, etc, menos utilizadas comúnmente y que requieren experiencia en la utilización de las mismas.
Depende de la gravedad de las lesiones y el tratamiento realizado En general, en las reparaciones «normales», tras un periodo de ingreso de 24 h aproximadamente, se acepta que el paciente deberá portar un inmovilizador de hombro durante al menos 3 semanas, dejando retirar el mismo para el aseo y realizando únicamente los gestos expicados al alta por su cirujano. De la 3ª a la 6ª semana se comenzará a retirar el inmovilizador de manera progresiva para evitar la rigidez, permitiendo al paciente comenzar a realizar ejercicios pasivos que se explicarán en la consulta. A partir de la 6ª semana comenzaremos el tratamiento rehabilitador enfocado a recuperar la funcionalidad de nuestro hombro.
Los objetivos del tratamiento son los de obtener un hombro estable e indoloro, con un balance articular completo. Entre las complicaciones más importantes asociadas encontramos la recurrencia de la luxación o la rigidez debido a las plicaturas realizadas, además de los riesgos inherentes a cualquier intervención quirúrgica como son la infección, dolor residual, sangrado, etc.
Indicación quirúrgica
El tratamiento va a depender de diversos factores como son la edad, lesiones asociadas, episodios previos, sintomatología, etc. Pero existen una serie de generalidades comúnmente aceptadas por la comunidad traumatológica a la hora de tratar un luxación: En pacientes <40 años, ante primer episodio, tratamiento conservador, estudio de ampliación e individualización. En >40 años, si no presenta rotura de manguito se optará por tratamiento conservador. En caso de rotura del mismo se planteará tratamiento quirúrgico. Ante un paciente con luxación recidivante (2 episodios o más) indicaremos tratamiento quirúrgico, dirigido a tratar las lesiones observadas en el estudio previo de imagen así como las observadas durante la intervención.
Técnica quirúrgica
Como en el caso de reparación de manguito rotador, optamos por una reparación quirúrgica artroscópica salvo casos graves (grandes defectos óseos, lesiones de glena…) que optaremos por cirugía abierta La forma habitual consistirá en colocar al paciente en decúbito lateral con sistema de tracción asociado a anestesia regional y general. Mediante la utilización de portales artroscópicos accederemos a la articulación glenohumeral para reparar las lesiones previamente estudiadas. Realizaremos habitualmente la reparación de las lesiones del labrum asociando una plicatura capsular que dependerá de la localización y afectación de la lesión. Existen una serie de técnicas quirúrgicas que pueden asociarse según el grado de lesión como son el Reemplissage (efecto tenodesis utilizando el tendón infraespinoso en defectos óseos de la región posterior de la cabeza humeral, lesión de Hill-Sachs, en luxaciones anteriores) e incluso el relleno de este defecto óseo con injerto. En caso de luxaciones posteriores se realizará una técnica similar en la parte anterior del humero utilizando el tendón subescapular (McLaughlin). En caso de fracaso de estas cirugía existen técnicas de rescate menos habituales como son las técnicas de «tope óseo» tipo Latarjet, ligamentoplastias, etc, menos utilizadas comúnmente y que requieren experiencia en la utilización de las mismas.
Tratamiento postquirúrgico
Depende de la gravedad de las lesiones y el tratamiento realizado En general, en las reparaciones «normales», tras un periodo de ingreso de 24 h aproximadamente, se acepta que el paciente deberá portar un inmovilizador de hombro durante al menos 3 semanas, dejando retirar el mismo para el aseo y realizando únicamente los gestos expicados al alta por su cirujano. De la 3ª a la 6ª semana se comenzará a retirar el inmovilizador de manera progresiva para evitar la rigidez, permitiendo al paciente comenzar a realizar ejercicios pasivos que se explicarán en la consulta. A partir de la 6ª semana comenzaremos el tratamiento rehabilitador enfocado a recuperar la funcionalidad de nuestro hombro.
Resultados y posibles complicaciones
Los objetivos del tratamiento son los de obtener un hombro estable e indoloro, con un balance articular completo. Entre las complicaciones más importantes asociadas encontramos la recurrencia de la luxación o la rigidez debido a las plicaturas realizadas, además de los riesgos inherentes a cualquier intervención quirúrgica como son la infección, dolor residual, sangrado, etc.