Una lesión es una de las experiencias más traumáticas por las que puede pasar un deportista. Variando en función del tipo de lesión y la gravedad de la misma, este hecho puede llegar a percibirse por parte del deportista como una especie de duelo, por la pérdida que supone en los diferentes ámbitos de la vida de la persona. El impacto psicológico que conlleva la lesión, si no se gestiona correctamente, puede afectar negativamente la rehabilitación, alargando y complicando en muchos casos el proceso de recuperación y pudiendo aumentar el riesgo de futuras recaídas.
Uno de los primeros objetivos en el tratamiento psicológico de las lesiones deportivas es el control de las emociones asociadas a la lesión. Para ello resulta apropiado la aceptación de la nueva situación y el cambio de perspectiva respecto a la lesión, interpretando este periodo como una oportunidad de crecimiento tanto a nivel deportivo como personal siendo, eso sí, conscientes de la dificultad de la situación y del sufrimiento y dolor que conlleva.
Supone un reto nuevo y diferente. Algo que, como deportistas, es por lo que uno se mueve. El reto consiste en conseguir un funcionamiento psicológico que ayude a adaptarnos lo mejor posible a esta nueva situación y a afrontar óptimamente todo el proceso de rehabilitación. ¡Cuida tu salud mental y tu cuerpo te lo agradecerá!