¿Qué es y para qué sirve?

La artroscopia es un procedimiento que nos sirve tanto para realizar diagnóstico de lesiones intraarticulares como para tratar muchas de ellas.

¿Cómo se realiza?

El procedimiento es sencillo y consiste en realizar dos incisiones de 1cm aproximadamente a cada lado del tendón rotuliano. Por una de las incisiones introducimos una cámara para poder ver el interior de la articulación y por la otra entrará el material que necesitemos en cada momento como pinzas, tijeras, palpador…

¿Qué patologías se pueden tratar?

Esta intervención se realiza llenando la articulación de suero para poder ver correctamente todas las estructuras. Esto aporta dos ventajas importantes como son el control del sangrado y la casi nula aparición de infecciones postquirúrgicas.

Esta técnica esta diseñada para tratar lesiones intraarticulares, es decir, lesiones que se producen dentro de la rodilla. Además es importante destacar que es necesaria en muchas ocasiones para llegar al diagnóstico de alguna patología que no se consigue mediante otro tipo de prueba complementaria.

Generalmente la principal aplicación de la artroscopia de rodilla es para el tratamiento de lesiones meniscales y rotura de ligamentos cruzados de la rodilla.